“La tarde del 30 de junio, mientras la reunión de oración, el Espíritu de Dios vino sobre la gente que oraba con tal poder que era imposible hacerles guardar silencio"
Pandita Ramabai Sarasvati
Era hija de un entendido brahmán, Ananta Shastri, quien la educó en la sabiduría hindú, de manera que cuando todavía era joven alcanzó el grado de pandita (docta), que normalmente estaba reservado a los hombres. Su padre, que había sido rico, perdió sus propiedades quedando ciego, por lo que la familia vagó por la India en necesidad apremiante, hasta el punto de que sus padres y su hermana mayor murieron de hambre. Ella y su hermano dieron clases acerca de la importancia de la educación femenina, mejorando sus fortunas. Sin embargo su hermano murió y Ramabai quedó sola. Para ese entonces tenía una reputación, siendo recibida con honores en altos círculos. En 1880 se casó en Calcuta con Bipin Bihari Medhavi, un compañero de la universidad de Calcuta y abogado en ejercicio. Pero antes de dos años se quedó viuda con una hija pequeña. Entonces retomó sus clases sobre la educación de las mujeres indias, estableciendo en Poona una sociedad de damas, Areja Mahita Somaj, con el objeto de impedir los matrimonios concertados de niñas. En 1883 fue a Inglaterra, donde se convirtió al cristianismo, enseñando durante tres años sánscrito en el colegio de damas en Cheltenham. En 1886 visitó América, donde recaudó mucho dinero dando conferencias y a través de las asociaciones que sus amigos formaron, de manera que a su regreso a la India en 1889 pudo cumplir su ambición y abrir en Bombay una escuela para muchachas de la alta casta hindú, especialmente viudas jóvenes. Esta escuela fue trasladada a Poona en 1891. En 1898 fue invitada a la convención de Keswick, en Inglaterra, donde habló en nombre de 140 millones de mujeres de la India. Allí testificó que por medio de esta convención había aprendido sobre la experiencia con el Espíritu Santo y que, aparte de esta experiencia, ella nunca habría sido de utilidad espiritual. Su visión era que mil mujeres cristianas hindúes fueran llenas del Espíritu Santo para esparcir el evangelio por la India. Ramabai se involucraría con movimientos internacionales dedicados a la santidad, renovación y misiones, especialmente la Alianza Cristiana y Misionera.
Dios comenzó su obra tranquila, pero seguramente. El número de “suplicantes” aumentó hasta llegar a 700. Un espíritu de oración fue derramado sobre ellos. En la noche del 28 de junio de 1905, una de las matronas tuvo un sueño (aunque no lo contó hasta el 12 de julio). Ella vio el edificio de la iglesia rodeado por brasas vivas, e incluso, con llamas de fuego. Muchas de las chicas, en su sueño, querían apagarlas, pero ella les dijo que no, hasta que pudieran entender el significado. Entonces, otra mujer dijo que por nada deberían apagar el fuego, porque no era un fuego común, sino el fuego del Espíritu Santo, a quién ellas tenían que recibir, porque Dios quiso dárselo a ellas. Al siguiente día, el 29 de junio, fue muy significativo. Todo lo que he contado es el trasfondo de la historia, pero lo que sigue serán las palabras de Rama (Ramabai) misma. Después, otros testigos contarán los eventos de aquellos días.
“A las 3:45 de la madrugada (29 de junio), J.B. recibió el Espíritu Santo, y me pidió que viniera. Todas las chicas se habían reunido. Yo fui y J.B. estaba sentada, exhortando a las otras chicas a arrepentirse, y testificándoles de que ella había recibido el Espíritu. Había un verdadero poder en su testimonio. Las chicas estaban orando, confesando sus pecados. J.B. estaba llorando. Ella dijo: ‘Oh Señor, estoy llena de gozo, pero perdona y limpia a mis hermanas como lo has hecho conmigo, y dame fuerzas para poder llevar esta tristeza por sus pecados’. Después, les exhortaba y, repentinamente, se emitía una alabanza nueva y hermosa”.
“La tarde del 30 de junio, mientras la reunión de oración, el Espíritu de Dios vino sobre la gente que oraba con tal poder que era imposible hacerles guardar silencio. Rompieron en lágrimas; fuertes clamores se escuchaban por todo el edificio de la iglesia, mientras observábamos anonadados. ¡No pudimos imaginar lo que iba a pasar! Niñitas, chicas adolescentes y jóvenes, lloraban amargamente, confesando sus pecados. Algunas tuvieron visiones y experimentaron el poder de Dios…, cosas demasiado profundas como para describirlas. Un Espíritu de oración se derramó como un torrente sobre dos niñas, y continuaron en oración por horas. Fueron transformadas por una luz celestial que brillaba sobre sus rostros”.
“Desde entonces, la obra del Espíritu Santo se ha ido profundizando más entre nosotros. Una de las chicas mayores, que había pecado contra la luz y estaba muy endurecida, cayó bajo la poderosa mano de Dios, y fue maravillosamente salvada. El 5 de julio, la misma chica, nos fue quitada de repente. No tenía ningún síntoma de enfermedad. Ese día hizo su trabajo con total normalidad y asistió a la escuela, pero, de repente, enfermó y, en una hora, murió. El médico y las enfermeras hicieron lo que pudieron para salvarle la vida, pero su espíritu huyó para estar con Dios. Estaba totalmente consciente hasta el último momento, y dijo a una de las enfermeras que el Señor estaba a su lado y la estaba llamando para que fuera con Él”.
“Había venido sobre nosotros un tiempo de depresión. El Espíritu de Dios me reveló que la depresión vino porque habíamos rehusado dar la gloria a Dios, al no permitir que el Sr. Ward publicara el evento. Entonces, determiné alabar a Dios y darle la gloria en público, en la primera oportunidad que tuviera de testificar delante de gente fuera de nuestro hogar (la misión). Al decidirlo, la depresión se me fue de inmediato”.
Otro movimiento que jugó un papel importante en su vida fue el avivamiento de Gales, que tuvo lugar en 1904 y que aumentó su hambre por la plenitud del Espíritu Santo. El día 29 de junio de 1905, mientras estaban reunidas, el Espíritu Santo cayó sobre un gran número de mujeres que comenzaron a llorar y a confesar sus pecados. Durante ese periodo el centro se convirtió en un notable foco de avivamiento y centenares de muchachas testificaron del fuego santo que las abrazaba, dedicándose por horas a la oración. Ramabai era una ejecutiva nata, además de erudita, evangelista y reformadora. En una ocasión cuando más de 700 niños abandonados no tenían ropa nueva que ponerse, llegó un gran cargamento en respuesta a sus oraciones. Ella los congregó en el centro de la iglesia y les leyó el Salmo 34:10: "Los leoncillos necesitan y tienen hambre; pero los que buscan al Señor no tendrán falta de ningún bien." Cuando sus antiguos amigos brahmanes la amenazaron con destruir sus edificios y obra, Ramabai recibió la promesa de Dios: "Ninguna arma forjada contra ti prosperará." (Isaías 54:17). Ya fuera el hambre, el fuego, tormentas o amenazas, Dios respondió a sus oraciones y la obra nunca se vino abajo. En los últimos 15 años de su vida, se dedicó a la inmensa tarea de traducir la Biblia al marathi. Primero tuvo que aprender griego y hebreo, luego hubo de acomodar este trabajo a sus otras ocupaciones. Aunque se estaba quedando sorda y por ese tiempo murió su hija, no abandonó esta tarea que se había propuesto. Había casi completado la corrección de pruebas de la Biblia marathi, cuando cayó enferma. Diez días más tarde, cuando había leído la última prueba, durmió para despertarse en la presencia de Aquel a quien había amado y servido.
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